Christina Anyanwu Foto: Unesco
Christina Anyanwu Foto: Unesco
Christina Anyanwu, periodista nigeriana nacida en Ahiara, estado de Imo, en 1949, es el ejemplo vivo de la lucha contra la indolencia del silencio y del triunfo de la verdad sobre la dictadura. Desde que ingresó a Revista Dominical mostró una habilidad que la llevó en 1995 a ser la editora jefe del medio en Lagos, la ciudad más poblada de su país natal.
Justamente en este año, y tras un proceso dictatorial de casi tres décadas en Nigeria, Anyanwu se negó a apoyar el régimen militar del general Sani Abacha e incluso se atrevió a denunciar violaciones a los derechos humanos por parte de miembros de la dictadura y a publicar un texto que relataba la historia de un fallido plan para derrocar al general mediante un golpe de Estado.
El 4 de julio de 1995, un tribunal militar de ese país decidió juzgarla a puerta cerrada y, en lo que los críticos llaman un “golpe de Estado fantasma” creado por el mismo gobierno para purgar a los enemigos de la dictadura, condenarla a cadena perpetua por no revelar sus fuentes, atentar contra el régimen y “ser cómplice después de los hechos”. Días más tarde, y gracias a la labor de organizaciones internacionales de derechos humanos, la pena fue rebajada a 15 años.
Desde entonces, Christina Anyanwu se convirtió en la presa política más importante de su país. Organizaciones y asociaciones de libertad de prensa lucharon por su libertad, y ella misma tuvo que pelear contra la arbitrariedad de los guardianes, las condiciones deplorables de Gombe -nombre de la prisión donde se encontraba- y una enfermedad que por poco la deja ciega. Aún así, Anyanwu estuvo más de tres años en prisión hasta que, en 1998, el dictador Abacha murió y, con el retorno de una constitución democrática a Nigeria, ella pudo recobrar su libertad.
Privada de la libertad, la periodista recibió el Premio Mundial de la Libertad de la Prensa Unesco/Guillermo Cano 1998 por su valentía para soportar no sólo la presión de un gobierno represivo sino las difíciles condiciones de la prisión. A pesar de su condición, de estar casi ciega y totalmente aislada, Anyanwu siguió escribiendo en cualquier pedazo de papel que encontraba y, años más tarde, publicó su libro Días de terror en el que relata la vida del “peor dictador de la historia de Nigeria”.
“Una prensa libre es una amenaza para una dictadura sin ataduras, como un mercado de ideas abierto, equipa a la gente para formarse una opinión razonada basada en información verificable y no en dogmas ni propaganda”, escribió la periodista a pocos días de recuperar la libertad en junio de 1998.
Desde ese año, Anyanwu ha emprendido varios proyectos exitosos: actualmente es miembro honorífico de la República Federal de Nigeria, desde 2007 es senadora de esa nación, dirige también su propio espacio radial y sigue empecinada en defender los principios de la lucha que 15 años atrás la llevó a recorrer su país en nombre de la libertad de expresión.