A fines de los años 80, Raúl Rivero ya se mostraba como un hombre preocupado por la ausencia de libertades al interior del pueblo cubano, su labor diaria le permite observar las arbitrariedades y abusos de poder del gobierno y éstas lo obligan a retirarse definitivamente de los medios oficiales. En 1989, renuncia también a la Jefatura de Relaciones Internacionales de la Asociación Nacional de Escritores y Artistas de Cuba.
En 1991, consciente y decidido a luchar contra las injusticias de la dirigencia cubana, Rivero suscribe y firma, junto a diez profesionales más, la “Declaración de los intelectuales cubanos”, un documento en el que se pedía un debate nacional, elecciones parlamentarias directas, amnistía para los presos de conciencia y libre migración. Por supuesto, la decisión lo condenó al ostracismo ya que fue el único de los 10 firmantes que permaneció en su país.
Precisamente en ese mismo año, Rivero escribió: “Acaban de avisarme que he muerto/ Lo anunció entre líneas la prensa oficial”. Él sabía que la firma de esa declaración era también la firma de su muerte como un intelectual y pensador de la isla. Desde entonces, su obra poética, que le llevó a ganar varios reconocimientos dentro de la isla, quedó olvidada y no se volvió a difundir en Cuba.
En 1994 fundó, junto con otros periodistas independientes, la agencia de noticias Cubapress, un espacio que pretende rescatar la libertad de expresión y ejercer periodismo de oposición. Tanto en 1996 como en 1997, fue agredido, interrogado y censurado por el gobierno Castro, y en repetidas ocasiones ha sido también amenazado.
Ya con varios años de consolidación de un bloque periodístico independiente, Raúl Rivero fue detenido en marzo de 2003, y posteriormente condenado a 20 años de prisión acusado de “realizar actividades subversivas encaminadas a afectar la independencia e integridad territorial de Cuba”, escribir “contra el gobierno”, haberse entrevistado con James Cason, un diplomático estadounidense, y haber organizado “reuniones subversivas” en su domicilio.
El 24 de febrero de 2004, y aún en prisión, el periodista recibió el Premio Mundial de la Libertad de la Prensa Unesco/Guillermo Cano por su “coraje y compromiso por realizar una reportería independiente y enaltecer la labor del periodismo”.
Por motivos de salud, Rivero fue excarcelado en noviembre de 2004 y ese mismo año viajó a España con toda su familia. Actualmente el periodista es redactor del periódico El Mundo, corresponsal de El Nuevo Herald de Miami en Madrid y sigue denunciando, desde el exilio, los abusos del régimen en Cuba.
Información recomendada sobre Raúl Rivero