Uno de los ganadores más jóvenes del premio ha sido sin duda el periodista Cheng Yizhong, nacido en China en 1965. El profesionalismo, el compromiso con los lectores y la seriedad en su posición ética frente al oficio lo han hecho un transformador de la profesión en su país y lo han erigido como el motor de conciencia del periodismo chino.
Su labor en un principio, como reportero en diarios locales, no fue muy reconocida a nivel mundial, pero al interior de la sociedad de ese inmenso territorio llamado China, su reportería conmovía a la opinión pública. Fue tal su acogida que en poco tiempo se convirtió en el director de Nanfang Dushi Bao (Diario de la Metrópoli Meridional) y desde allí se encargó, hasta que fue arrestado y censurado en 2004, a “abrir nuevos caminos para el periodismo chino” según afirmó Kavi Chongkittavorn, redactor jefe delegado del diario anglófono La Nación de Bangkok.
En 2003, con varios años en la dirección de este diario, el periodista se destacó por la exhaustividad de sus investigaciones y reportajes y por la dureza y rigurosidad con la que trataba temas que afectaran a la sociedad civil. Justamente en ese año, él y su equipo de redacción se encargaron de denunciar la falta de medidas preventivas del gobierno chino -en ese entonces liderado por Ju Hintao- para controlar la epidemia de Síndrome Respiratorio Agudo Severo (SARS) que azotó a esta población asiática. En ese mismo año, la publicación evidenció y retrató la muerte de una persona en una comisaría de policía en Cantón -capital del sur de China- y la responsabilidad de miembros de la fuerza pública en este deceso.