Al día siguiente de recibir su grado de bachiller en el Gimnasio Moderno en diciembre de 1943, Guillermo Cano Isaza ingresó al periódico El Espectador. Tenía 18 años y una vocación heredada de su padre y su abuelo. Tres meses después de cumplir 27, asumió la dirección del diario y la ejerció durante 34 años hasta que lo asesinó el narcotráfico. En total, le dedicó 42 años al periodismo libre y a El Espectador. Tiempo suficiente para dejar un legado ejemplarizante: la conjunción entre su vida y su obra como una sola expresión de coraje y lucha por la verdad.