“Partimos del parque de los periodistas, dejamos a un lado la vieja sede de El Espectador y avanzamos por la avenida Jiménez en una insólita manifestación de periodistas. Íbamos en silencio, con trajes oscuros y pañuelos blancos, para despedir a Guillermo Cano. Cuando lo recuerdo no logro precisar nuestro sentimiento dominante: ¿la protesta?, ¿la denuncia?, ¿la vergüenza?, ¿la rabia?, ¿o el orgullo de ser periodistas como Guillermo Cano?”. Estas palabras de Javier Darío Restrepo bien podrían estar en la boca de cientos de periodistas colombianos.